APALEAMIENTO

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Hay un tipo de gente que me da muchísima pereza: los que se ceban con el débil y se amilanan ante los poderosos. Los que, en el colegio, asomaban la cabeza por detrás del matón. Los que nunca fueron tildados de “raros” y siempre alzaron sus antorchas con vehemencia cuando la turba exigía venganza u ostracismo.

Son los mismos que hoy en Twitter golpean y golpean y golpean el cuerpo muerto de un infiel, sin otro fin que el de aplacar inútilmente una especie frustración existencial invencible. Esa peña…  Los actores secundarios de un nuevo linchamiento en redes sociales. Ahí están. No fallan. Da igual que se autodefinan de izquierdas o de derechas; su ideología es el jaleo, la envidia, el cuñadismo, la traición.

Esta vez le ha tocado a Perra de Satán. ¿El motivo? Unos tweets de hace 10 años que -la verdad sea dicha- no tenían ni puta gracia y estaban llenos de odio y resentimiento, como ella misma ha admitido. Por eso, en cuanto se han hecho públicos, Perra ha reconocido que no tiene palabras para expresar “la vergüenza que me produce enfrentarme a la persona que fui”.

Pero para los guardianes de la moralidad colectiva, el perdón de Perra de Satán no es suficiente. Merece más y peor. Hoy muchos están de fiesta y necesitan apedrear a alguien para llenar el tiempo que les queda cuando no están currando, supongo.

Da igual que hayan pasado 10 años, que sea humor negro, o que, desde entonces, la autora de esos tweets se haya caracterizado por visibilizar a colectivos vulnerables a través de un notable ingenio en infinidad de artículos, podcast o vídeos de YouTube. Da igual. Merece la muerte civil. Ella y toda su descendencia. A trabajar en un campo de arroz. Claro que sí.

Las antorchas se apagan lentamente. La turba descerebrada abandona la escena del crimen. #PerradeSatán ya no es trending topic. Solo queda una autoestima apaleada, cristales rotos y una cuenta de Twitter que difícilmente volverá a abrir. En todo caso, mañana la masa se congregará en esa misma plaza para celebrar un vídeo de gatitos disfrazados de Reyes Magos o para despellejar viva a una concursante de #LaIslaDeLasTentaciones9.  What a time to be alive.

 

 

 

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Hay un tipo de gente que me da muchísima pereza: los que se ceban con el débil y se amilanan ante los poderosos. Los que, en el colegio, asomaban la cabeza por detrás del matón. Los que nunca fueron tildados de “raros” y siempre alzaron sus antorchas con vehemencia cuando la turba exigía venganza u ostracismo.

Son los mismos que hoy en Twitter golpean y golpean y golpean el cuerpo muerto de un infiel, sin otro fin que el de aplacar inútilmente una especie frustración existencial invencible. Esa peña…  Los actores secundarios de un nuevo linchamiento en redes sociales. Ahí están. No fallan. Da igual que se autodefinan de izquierdas o de derechas; su ideología es el jaleo, la envidia, el cuñadismo, la traición.

Esta vez le ha tocado a Perra de Satán. ¿El motivo? Unos tweets de hace 10 años que -la verdad sea dicha- no tenían ni puta gracia y estaban llenos de odio y resentimiento, como ella misma ha admitido. Por eso, en cuanto se han hecho públicos, Perra ha reconocido que no tiene palabras para expresar “la vergüenza que me produce enfrentarme a la persona que fui”.

Pero para los guardianes de la moralidad colectiva, el perdón de Perra de Satán no es suficiente. Merece más y peor. Hoy muchos están de fiesta y necesitan apedrear a alguien para llenar el tiempo que les queda cuando no están currando, supongo.

Da igual que hayan pasado 10 años, que sea humor negro, o que, desde entonces, la autora de esos tweets se haya caracterizado por visibilizar a colectivos vulnerables a través de un notable ingenio en infinidad de artículos, podcast o vídeos de YouTube. Da igual. Merece la muerte civil. Ella y toda su descendencia. A trabajar en un campo de arroz. Claro que sí.

Las antorchas se apagan lentamente. La turba descerebrada abandona la escena del crimen. #PerradeSatán ya no es trending topic. Solo queda una autoestima apaleada, cristales rotos y una cuenta de Twitter que difícilmente volverá a abrir. En todo caso, mañana la masa se congregará en esa misma plaza para celebrar un vídeo de gatitos disfrazados de Reyes Magos o para despellejar viva a una concursante de #LaIslaDeLasTentaciones9.  What a time to be alive.

 

 

 

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