[mkdf_dropcaps type=»normal» color=»#ff3154″ background_color=»»]N[/mkdf_dropcaps]o falla nunca. Lo he tenido delante de mis ojos desde hace años, pero no me había dado cuenta hasta hoy. La peor gente del mundo contesta “bien, ¿y vos?” cuando le preguntas qué tal.
Da igual el contexto. Puede ser un compañero de tu oficina, por la mañana. Puede ser un vecino de tu casa cuando coincides en el ascensor. Puede ser un cliente al que llamas por teléfono.
Cualquier persona sin raíces uruguayas o argentinas que tenga los santos huevos de decirte “bien, ¿y vos?” encarna lo peor que ha existido nunca en nuestro planeta.
Es evidente que la brutalidad policial estadounidense, de candente actualidad, no es poca cosa. Y que lo del Coronavirus ha sido una putada, tampoco. No se discute. O que el hecho de que Irene Montero sigue siendo ministra es también el guion de una sci-fi hecha a muy mala hostia. Todo eso, ok. Tragedias del mundo contemporáneo que no serán sino líneas borrosas que la memoria frágil de la historia diluirá inevitablemente. La trascendencia pasajera de una coyuntura esporádica, aunque se dilate en el tiempo, es lo que es. Pero ese “bien, ¿y vos?” representa lo peor del ser humano como raza.
Es el esnobismo basto del mayor gilipollas. No te costaba nada recurrir a los códigos razonables y responder “bien, ¿y tú?”. Tenías que decir “bien, ¿y vos?” para impostar una vomitiva mezcla entre colegueo inexistente e intelectualidad ausente. Crees que diciendo “bien, ¿y vos?” suenas regio. Te suena que el voseo era el tratamiento con el que interactuaba una élite y quieres llevar algo así como el honor perdido de otros siglos a tu ridícula oratoria de cuñao.
El “bien, ¿y vos?” suele acompañarse de una media sonrisa que no cabe en la boca. De una especie de halo que rezuma el mensaje ilocutivo de “mecagoenlahostia ¿pero has visto qué jerga gasto así como si nada? Ni la has visto venir”. Todo lo que rodea a esa contestación es el fracaso del amor y de la verdad.
En serio: 100%. Frente a la doctrina fallida de las verdades subjetivas, el “bien, ¿y vos?” es la prueba flagrante de la existencia de las verdades absolutas: TODO EL QUE DIGA “BIEN, ¿Y VOS?” es en sí mismo la peor persona del mundo.