[mkdf_dropcaps type=»normal» color=»#ff3154″ background_color=»»]H[/mkdf_dropcaps]ola, mi nombre es Danel (con acento en la A) y soy un memero vasco. Abro este artículo con una presentación porque los asuntos que voy a tratar en él son principalmente personales y únicamente basados en mi historia y mi percepción de la realidad. Añado, ahora que aún estoy a tiempo, que soy una persona profundamente ignorante en lo que respecta a asuntos de geopolítica, política y geología. Y más cosas.
Aprovecho también para apuntar que hay un asunto que me es particularmente ajeno e inquietante en la ecuación de la política global: El patriotismo. Desde pequeño me ha parecido que el patriotismo es un sentimiento subjetivo, puramente cultural y arbitrario, y que quienes justifican las acciones de un país sin ir más allá de “es mi país así que estoy a favor de lo que hacen” quizá necesitarían dar una nueva vuelta de tuerca a su proceso de valoración del bien y el mal. Dicho esto, voy a contaros la historia del primer día en el que me sentí representado por mi comunidad autónoma, por su idioma y, lo que es más importante, su sentido del humor.
Más allá de lo que ponga en mi DNI, nunca me he considerado español. Conviene subrayar que del mismo modo nunca me he considerado vasco, por lo que he dicho en el párrafo anterior, pero mi conexión con el País Vasco siempre ha sido si acaso más débil que la que haya podido tener con ninguna otra comunidad. Ninguno de mis padres sabe euskera, ni yo lo he hablado nunca fuera del instituto. A día de hoy, mi nivel de inglés es bastante superior a mi nivel de euskera, lo cual algunos consideran triste, aunque yo creo que es simplemente más práctico. Como aspirante a lingüista, creo que el euskera es un idioma preciosamente complicado que será objeto de estudio durante décadas en el futuro, pero, si se me permite la analogía, no creo que sea un pick viable en el metajuego lingüistico contemporáneo.
Una vez aclarado el asunto de que no guardo ningún tipo de conexión emocional con mi comunidad autónoma ni con su idioma, nos trasladamos a abril de 2019. Una noche, me había reunido con unos amigos para jugar unas partidas de Dungeons and Dragons, y mientras hurgábamos en los restos de las patatas fritas de la cena, uno de ellos me pasó el móvil y me dijo:
1. Mira esto, la está petando
Esta fue mi primera conexión con el fenómeno de la Euskal Memegintza. Para los que se lo estén preguntando, en euskera, el sufijo “-gintza” viene del verbo “egin” (hacer), y significa la labor o el arte de hacer algo, en este caso, memes. Después de esta lección espontánea de etimología vasca, os voy a explicar lo que sentí al ver aquella foto, que por cierto, es la que encabeza este artículo.
Por aquel entonces, yo era un fanático de los límites del humor, igual que soy ahora, y cualquier mierda DANK, DEEP FRIED, o CURSED que me echases a la cara me hacía dar saltos de alegría, pero… ¿EN EUSKERA? Eso era un mundo nuevo. La foto en cuestión (Y THO) consiste en un juego de palabras trilingüe (Y THO se traduce como ¿pero, por qué? al español, la conjunción española, y se traduce como eta al euskera, y esas son las siglas de una conocida organización terrorista, lo que nos da una traducción final de pero… La E.T.A…) acompañado por una imagen potentísima en la que se ridiculiza la apariencia de un miembro de la banda terrorista E.T.A. El sentimiento que esta imagen despertó en mí fue tan intenso que, siempre que alguien me lo pregunta (es decir nunca), digo que este meme en concreto fue lo que me hizo decidirme por ser otro creador de cibercomedia.
Hasta este momento, para mí “humor” y “vasco” no podían ir en la misma frase, más allá de la comedia de situación típica de la ETB, con programas de media tarde ácidos y politizados como vaya semanita, que décadas después de su fin sigue siendo un referente sobre cómo los vascos solo hemos podido reírnos de una cosa desde siempre: De otros vascos. Esto era diferente. Esta foto, y otras obras maestras de creadores como @komandoalboka, @esoteric.txo o @atractive.smithers abrían la puerta del humor más moderno, de las referencias oscuras y las burlas astutas de la corrección política, y liberaban a la comunidad vascoparlante de una cruz que llevaba arrastrando mucho tiempo: la comunidad vascoparlante.
Estos chistes no rendían cuentas ante nadie, no buscaban ser entendidos por nadie, eran tan punk como estúpidos, y básicamente representaban los valores del shitposting a través de la cultura y el idioma vascos, lo cual es en sí un acto de shitpost. Eran viñetas crípticas y mordaces en euskanglish que aludían a elementos ya oscuros para los propios vascos, y que abrieron un nicho en la intersección del humor político y el humor absurdo.
Algo que posiblemente desarrolle más adelante en este artículo es como, desde varios puntos de vista, el humor vasco ha tenido siempre un tratamiento especial. Los vascos, a nivel nacional, son tratados como salvajes, aislados en las montañas, que parten troncos y levantan piedras por diversión. Gente fría, que mantiene siempre 3 metros de distancia con o sin pandemia, y que solo se entienden entre sí. Gente pendenciera que no dudará en ponerte una bomba en casa si te pasas de la raya, porque nos enseñan a fabricarlas en clase de plástica.
Evidentemente, todos estos principios serán los que asienten las bases de la eclosión humorística que ocurre en 2019, porque son todos verdad.
2. Yung beef memero vasco
Probablemente lo más bonito del fenómeno de la memegintza es como el boom de este humor tan turbio y en principio incomprensible traspasó las barreras culturales y lingüísticas y llegó hasta el puñetero Yung Beef. Una vez más, lo último que buscaban los memes vascos era hacer “humor vasco”, más bien reírse de esto último, con un uso de las referencias y la edición extremadamente avanzados para la escena peninsular Dank del momento. (Voy acuñando todos estos términos sobre la marcha, soportadme porfa).
3. Euskadi Ta Alaitasuna
Hablar de Euskal memegintza sin hablar de E.T.A es como hablar de historia sin mencionar los numerosos genocidios de la cultura occidental: Se puede hacer, pero queda feo.
Evidentemente, a pesar de que este movimiento catapultó el humor vasco por encima del marco en el que llevaba años encerrado, siguió habiendo creadores que querían pronunciar sus opiniones políticas, profundizando con nuevos enfoques en problemas que aún no habían llegado a resolverse. Páginas como @bilbadotarra, @mc.eto o el propio @komandoalboka harán leña del árbol caído que durante años ha bloqueado el camino de Euskadi en campos como la comedia, la política, o la comedia política.
Lo primero en lo que pensamos era que esta corriente era en realidad una estrategia de los proetarras para intentar hacer un lavado de cara a la banda terrorista y convertirlo en algo moderno y hip que atrajera a los jóvenes, pero esta idea se descartó muy rápido, porque en ningún momento se aplaudían los actos de E.T.A de manera no irónica.
La segunda teoría era que quizá la única manera de liberar a los vascos de los grilletes de su pasado político era mediante la estupidez y la rebelión. Principios ya explorados en el pasado por grupos punk como lendakaris muertos establecían lo siguiente: La única salida es hacia delante. Tenemos que recordar los errores del pasado, pero no tiene sentido vivir censurados toda la eternidad, menos aún cuando cada día se perdonan y se suavizan más corrientes ideológicas derivadas del fascismo. Si España puede reírse de y con Franco, Euskadi puede reírse de y con E.T.A. El manifiesto descarado y rebelde de un humor estúpido y recargado abrió paso a un humor más racional y crítico, a un verdadero humor político vasco que no tenía que temer o medir sus palabras en todo momento. La comedia sirve para canalizar emociones, para burlar los aspectos espinosos de un tema y buscar un lugar en el que todos podamos reír, ya sea a costa del vecino o de nosotros mismos, buscar un espacio en el que dejar a un lado nuestras diferencias y afrontar problemas de manera asertiva, comprensiva y sencilla. El País Vasco estaba buscando una abertura por la que respirar, una vía por la que pronunciarse sin miedo al rechazo inmediato, y una vez esta primera ola abrió la veda, muchos otros entraron a poner sobre la mesa cosas que hasta entonces sentían que no podían decir con libertad.
4. Ahí va la hostia, Franco.
“Ocho apellidos v
Alguien le tenía que decir a los españoles que Dani Rovira no es gracioso. Alguien le tenía que decir a los españoles que “vascos parten troncos y hablan fuerte” está al mismo nivel que “andaluces duermen siesta y hablan mal”, sin contar las implicaciones políticas.
Esto no es una crítica personal a Dani Rovira, que es un artista con mucho salero y mucho arte y más cosas que no tienen traducción al euskera porque son conceptos totalmente desconocidos para nosotros, esto es una crítica a una audiencia que aplaude sin pensar comedia únicamente basada en estereotipos culturales que bordean el racismo. Es cierto que los españoles tenemos una cultura muy arraigada del humor “autocrítico” y de reírnos de nosotros mismos (como ejemplo cualquier serie de televisión que haya triunfado en los últimos 50 años), pero en cuanto a los vascos esto cobra una verticalidad distinta.
Un español que se ríe de un estereotipo vasco no está haciendo autocrítica, no está ridiculizando su propia cultura, está haciendo un chiste fácil que llevo oyendo desde que tengo 6 años. No digo que lo contrario esté justificado, simplemente un vasco que se ríe de un español, o lo que es mucho mejor, un vasco que se ríe de cómo los españoles se ríen de los vascos, es algo más novedoso, menos explotado, y con implicaciones políticas y sociales más profundas, por no mencionar la terrible diglosia lingüística que ocurre entre estas dos comunidades, lo cual favorece al bando minoritario. Así que puede que sí esté un poco justificado. Pero volviendo a los M3M3S:
5.XolomoGangsta: The outcast
En mi DNI pone que soy español, no sé si lo he dicho. En el mío y en el de gran parte de los vascos. Quizá sea por eso que compartimos este sentido de autocrítica y de hastío frente a nuestro propio modo de vivir, o quizá sean simplemente cualidades inherentes a cualquier ser humano con más de medio dedo de frente.
Un principio fundamental de la comedia es este: No puedes vivir del mismo chiste eternamente. Aunque innumerables páginas de contenido político o referencial intenten llevarme la contraria, es imposible explotar eternamente un mismo esquema de humor y pretender que tu audiencia crezca. En el mejor de los casos, si encuentras una fórmula que funciona, puedes repetirla hasta alcanzar el rango máximo de su potencial, y después mantener esa misma audiencia contenta durante un tiempo indefinido. Cómicos como Chiquito de la Calzada o Leo Harlem han construido carreras enteras sobre la base de que hablan rápido y cuesta entenderles, pero lo bueno no dura para siempre.
@XolomoGangstak encontró una fórmula mágica, y es algo de lo que siempre he querido hablar como aficionado de la comedia: El valor fonético de las palabras y el amor por las drogas.
Si escribo frente a ti las palabras Fully Txirulas junto con la imagen de un politoxicómano al borde de la muerte, un poco de conocimiento de inglés te bastará para saber que el término Txirulas guarda algún tipo de relación con las drogas. Lo cierto es que no. La traducción literal sería “flauta”, y, pese a que es una expresión bastante popular en Euskadi para referirse al pedo o a cualquier otro estado de conciencia alterada por consumo de estupefacientes, es difícil saber hasta donde los memes de Xolomo eran graciosos por decir Txirulas y hasta donde la propia palabra era graciosa solo por salir en los memes.
El caso es que esta combinación de videos graciosos que buscabas en youtube en 2011 sobre hostias y borrachos y alguna frase que sonase graciosa por amasar palabras en “euskera” que hicieran mención a salir de fiesta y esnifar cocaína fue durante MESES el único contenido que la página publicaba, sin dejar de crecer. De lo que pasó a continuación hay varias versiones.
Algunos dicen que por envidia, otros que por clout, y otros que por genuino hartazgo hacia la repetición ad nauseam del Txirulas y el Morangas, pero a principios de 2020 prácticamente toda la escena de la Euskal Memegintza comenzó un Raid masivo para ridiculizar el contenido de Xolomo, desde las palabras inventadas hasta el euskanglish, pasando por el abuso de referencias al consumo de drogas y a la repetición incesante del mismo esquema de chiste. ¿Tenemos los vascos sentido de la autocrítica? Sí. ¿Vamos a escuchar críticas de maketos que nos digan qué podemos decir y qué no? Evidentemente ni de coña. Numerosos factores nos han colocado históricamente en una situación que nos obliga a responder por crímenes como si estos hubieran sido cometidos por todos nosotros y en el nombre de todos nosotros, se nos pide corrección política y memoria histórica, cuando hay calles en España con nombres de quienes mandaron perseguir y asesinar nuestra cultura. I don’t want to get all political, pero la Memegintza demostró que los vascos, al igual que el resto de comunidades, tenemos derecho a dar nuestra versión de la realidad, y a confrontarla en igualdad de condiciones junto con todas las demás.
Los vascos tenemos un lugar para una comedia progresista, politizada y relevante, para una comedia moderna, oscura y conceptual, para una comedia libre de estereotipos y ataduras, y aunque también tenemos un lugar para reírnos de lo relatable que es pillarse una buena Txirula, reducir el impacto de este movimiento a viñetas vagas y repetitivas sobre meterse speed y hacer el burro hubiera sido un crimen imperdonable.
6.Créditos finales
A día de hoy, @XolomoGangstak sigue siendo un creador de éxito, cada vez menos repetitivo, y a pesar de que el término Memegintza ha quedado ya obsoleto y carente de significado, de vez en cuando encuentro en mi móvil alguna viñeta que me lleva a ese momento en el balcón de mis amigos, que resucita en mí el sentimiento de que realmente formo parte de una comunidad, y de que como tal tengo algo que decir.
El resto de participantes de la ola se ha dispersado en varias direcciones, con @bocalaberinto dejando de lado casi completamente el elemento vasco en su frenético shitposting latino, @atractive.smithers buceándo en la mierda satánica de la comedia conceptual Dank y elevando los límites de lo absurdo a lugares que personalmente me dan escalofríos, y @Komandoalboka reducido a un repositorio de chistes que, pese a que mantiene la esencia que lo hizo diferente en su día, para nada continúa publicando con la misma intensidad. Pero bueno, eso le pasa a todo el mundo. Finalmente, los autores más moderados y más “normales” en su delivery de chistes políticos como @mc.eto o @bilbadotarra han encontrado un nicho que desde hace tiempo hacía falta llenar, y no tienen nada que envidiar a las cuentas de humor político a nivel nacional.
El auge de la Memegintza tuvo un mensaje claro: “tenemos una voz, y tenemos derecho a usarla, y a decir estupideces, y cosas no tan estúpidas”, y estoy tremendamente agradecido por todo esto, ya que fue la razón por la que escribo estas palabras hoy.