“Puntual, pero un poco maleducado. 3/5”. Este finde cogí mi tercer (y último) blablácar y eso fue lo que el conductor reseñó sobre mí. .
Creo que le sentó mal que me quedara sobadísimo detrás de mis gafas de sol mientras me contaba lo guay que es pillar blablacar en lugar de bus o tren. Y tal vez roncara. Ojalá roncara…
Porque subirse en un blablacar es como ir con gente de un máster de marketing digital o a un restaurante donde hacen hamburguesas de colores. Se entra hablando de hamburguesas rosas y se sale hablando de hamburguesas rosas. Y qué pereza las hamburguesas rosas. Qué pereza la peña de los másters de marketing digital. Y qué puta pereza la economía colaborativa y la fiscalización perpetua de nuestra mundana existencia. Solo eso.