?? Las chicas del Tinder me sonríen como si se hubieran dado un golpe en la cabeza. “Si no te flipa la birra, no me hagas perder el tiempo”, dice una en su descripción. “No sé muy bien que hago aquí”, señala otra, “tal vez yo le guste más a los juegos que ellos a mí ??”. Ni idea de qué ha querido decir con eso. Otra: “Una cerve (o dos :P) mientras filosofeo en el sofá con una buena serie y soy la reina del norte!!!” Y cierra con un emoji de prohibido, seguido de un gato, de una playa, de un avión, de una sevillana y de una bola del mundo”. Y así sucesivamente. .
No son casos aislados, por ahí hay cuentas de Instagram que recopilan descripciones mucho más disparatadas. La cerveza, Games of Thrones, el rollo traveller y los juegos de palabras indescifrables y presuntamente graciosos son una constante en ese espacio donde un alto porcentaje de tinderelas deciden expresar su singularidad. Y a mí me da tremendo dolor de cabeza todo eso. .
No sabéis lo que me deprimen esas descripciones, lo mucho que me recuerdan a que hace un año yo tenía una relación normal con alguien que jamás diría todas esas gilipolleces de la cerveza ni posaría abrazada a un elefante encadenado en Tailandia o junto a un deportivo en marbella. Y los tinderelos, por lo visto, peor todavía .
En verdad solo no se está tan mal… Yo duermo en una cama con la bandera de Corea del Norte, tú?