Barcelona

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?? Hace poco me piré a Barcelona, y una de las primeras cosas q hice fue visitar la antigua casa d mi primera novia.

Ni idea de xke lo hice, pero ahí estaba yo, casi 10 años después diciéndole a un taxista ‘Sancho de Ávila 43’.

Al recostarme en el asiento, me percaté de q la mochila q tenía sobre las piernas era el único “objeto vivo” de aquella época. Reloj, calcetines, móvil, PC… Todo muerto. Todo menos mi mochila. Creo q amo más a mi mochila que a cualquier gato de este mundo; es como si tuviera ojos y boca en lugar de cremallera y chapas; como si tuviera sentimientos en lugar de papeles y cigarrillos destripados.

Al salir del taxi: polvo, grúas y chalecos amarillos. Sorpresa: Estaban tirando abajo el edificio; y en su lugar -me pudo decir uno de los currelas- iban a levantar un hotel ambientado en los distintos universos de -atentos- las series catalanas ?

Después de meterme en Wikipedia para ver q series eran esas, me di cuenta de q hay como una conexión estética, tal vez mística, entre Las tres mellizas, el personaje de Emma en Plats Bruts y esa fijación de la burguesía catalana por las gafas de color fosforescente… Hay algo raro ahí, pero no termino de ver el qué… Algo turbio.
Nu sé.

Me puse a comer justo en frente, en una terraza a la que íbamos bastante cuando éramos tontos y felices. El dueño se acordaba de mí, pero no me dio un abrazo ni nada, y apenas me preguntó cómo me iba. Putogilipollas.
Decidí q me iba a ir sin pagar.

La bola d demolición d una de las grúas se balaceaba como si fuera el péndulo del más grande de los hipnotistas: DIOS; y los recuerdos de esa habitación me asaltaban desordenados, y el cielo se había despejado, y el Putogilipollas tenía la entrañable deferencia de servirme una bolsa de pelotazos sobre 1 plato enanísimo. C’est la classe prim.

Creo q nunca he sido tan feliz como el año q pasé yendo y viniendo de BCN. Nunca. Pero m alegro d ser capaz de recordar los buenos momentos sin echarlos d menos. «Se llama madurar», me dijo Putogilipollas?
En verdad me gustó verle, y se lo dije; y también me gustó ver el edificio de Cris en ruinas.
Al final le dejé 10 pavos, y me largué sin esperar las vueltas ??

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?? Hace poco me piré a Barcelona, y una de las primeras cosas q hice fue visitar la antigua casa d mi primera novia.

Ni idea de xke lo hice, pero ahí estaba yo, casi 10 años después diciéndole a un taxista ‘Sancho de Ávila 43’.

Al recostarme en el asiento, me percaté de q la mochila q tenía sobre las piernas era el único “objeto vivo” de aquella época. Reloj, calcetines, móvil, PC… Todo muerto. Todo menos mi mochila. Creo q amo más a mi mochila que a cualquier gato de este mundo; es como si tuviera ojos y boca en lugar de cremallera y chapas; como si tuviera sentimientos en lugar de papeles y cigarrillos destripados.

Al salir del taxi: polvo, grúas y chalecos amarillos. Sorpresa: Estaban tirando abajo el edificio; y en su lugar -me pudo decir uno de los currelas- iban a levantar un hotel ambientado en los distintos universos de -atentos- las series catalanas ?

Después de meterme en Wikipedia para ver q series eran esas, me di cuenta de q hay como una conexión estética, tal vez mística, entre Las tres mellizas, el personaje de Emma en Plats Bruts y esa fijación de la burguesía catalana por las gafas de color fosforescente… Hay algo raro ahí, pero no termino de ver el qué… Algo turbio.
Nu sé.

Me puse a comer justo en frente, en una terraza a la que íbamos bastante cuando éramos tontos y felices. El dueño se acordaba de mí, pero no me dio un abrazo ni nada, y apenas me preguntó cómo me iba. Putogilipollas.
Decidí q me iba a ir sin pagar.

La bola d demolición d una de las grúas se balaceaba como si fuera el péndulo del más grande de los hipnotistas: DIOS; y los recuerdos de esa habitación me asaltaban desordenados, y el cielo se había despejado, y el Putogilipollas tenía la entrañable deferencia de servirme una bolsa de pelotazos sobre 1 plato enanísimo. C’est la classe prim.

Creo q nunca he sido tan feliz como el año q pasé yendo y viniendo de BCN. Nunca. Pero m alegro d ser capaz de recordar los buenos momentos sin echarlos d menos. «Se llama madurar», me dijo Putogilipollas?
En verdad me gustó verle, y se lo dije; y también me gustó ver el edificio de Cris en ruinas.
Al final le dejé 10 pavos, y me largué sin esperar las vueltas ??

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