La Guardia Civil detuvo ayer a un hombre de ochenta años por apedrear a un helicóptero que trabaja para extinguir el incendio forestal declarado en la isla de Tenerife.
La infracción se produjo cuando el helicóptero se disponía a cargar agua en un tanque de la propiedad del anciano para continuar su labor de extinción. Ni corto ni perezoso, quizás por miedo a quedarse sin agua, este le lanzó una piedra que golpeó el aspa del rotor principal de las hélices y se cargó el aparato.
Si éramos pocos, parió la abuela.
Esto ha supuesto que el equipo de la Brigada Forestal del Cabildo de Tenerife disponga de una nave menos para acabar con el fuego que amenaza la biosfera isleña.