El partido de octavos de finales entre Sinner y Zverev del US Open se vio interrumpido por el espectro del dictador alemán quien, en boca de un aficionado, profirió repetidamente “Deutschland über alles” (Alemania, por encima de todo).
Zverev, estupefacto, se dirigió al colegiado para reprochar las polémicas palabras de ánimo del desafortunado espectador, aludiendo a que eran claramente identificables con Adolf Hitler.
Finalmente, el aficionado sería expulsado de la cancha.
Hasta ahí, la noticia entra en los cánones de la normalidad. Sin embargo, abre la puerta a distintas controversias que afectan directamente a otros sectores. El archiconocido “este café está cojonudo”, que solía esputar Adolfo, podría paralizar el gremio de la hostelería aplicando el mismo baremo. El tampoco menos habitual “deja deja, esta me viene grande, pilla una talla menos” que Hitler acostumbraba a apostillar en su sastrería, podría llevar a la evacuación de no pocas tiendas textiles.
Fuentes jurídicas de Mundo Gris apuntan a que “el cabrón de Hitler hizo muchas cosas, ya sabéis; pero es que encima tampoco paraba de hablar y claro, eso a la larga, entre unas cosas y otras, pues eso”.