Hace algunos años, apareció esporádicamente en televisión uno de los 38 exorcistas que quitan el demonio en España. Quizá haya quienes recuerden a José Antonio Fortea por su intervención en el programa que dirigía Risto Mejide, “Al Rincón de pensar”, donde tuvo que responder a las borderías y clichés recurrentes del presentador.
La cuestión es que, más allá del aura autoimpuesta por el Padre Fortea, que adopta decididamente la actitud, vestimenta y pose de un auténtico sanador de almas -lo que inexorablemente conduce al sesgo pantomímico de su figura-, la realidad sesuda que no se puede negar es que se trata de un auténtico erudito en la materia.
Sus publicaciones sobre el Mundo Angélico, la Summa Daemoniaca y las respuestas a los misterios de la Exorcística son auténticos tratados teológicos extraordinariamente fundados, con las lagunas científicas, obviamente, de cualquier fuente de naturaleza divina. Como tales, qué duda cabe, y dado el trasfondo que abordan, son siempre susceptibles al escarnio y pueden bordear las fronteras de la psiquiatría.
Pero lo llamativo de este clérigo oscense es su reinvención como Youtuber. Probablemente, que el sermoneo tradicional sea capaz de aglutinar a millones de oyentes sea uno de los hitos más interesantes de la Iglesia moderna, y entronque con la irreversible desafección social al respecto.
Naturalmente, el contenido es más seductor que otros aspectos de la teología, de la misma manera que la enésima película sobre exorcismos seguirá gozando de un presumible éxito por el imaginario que lo adorna. Pero aun así no deja de ser un hito que Fortea alcance los 273K suscriptores, o que los vídeos de sus enseñanzas acumulen millones de visualizaciones. Más si cabe cuando se trata de discursos de prácticamente una hora de duración y que se apartan del morbo primario para desgranar y puntualizar detalles que desbordan de la mera curiosidad.
¿A qué responde este fenómeno epistemológico? La respuesta podría ser fácil: LATINOAMÉRICA. El dadivoso público latino, con una tendencia natural al apego a estas cuestiones, resulta acumular el porcentaje mayor de sus views. Sin embargo, este matizado éxito, se complementa con comentaristas de las más altas esferas doctrinales vaticanas, estudiosos del exorcismo de todas las partes del mundo y simples y llanos interesados.
Si hubiera que dar un por qué para concluir el motivo esencial de su éxito, sin embargo, creemos que no habría que acudir a la calidad del contenido, al marco que contempla, al algoritmo, a las tendencias santurronas latinoamericanas o a una concatenación de circunstancias. Creemos que la razón primordial es que este tío tiene la jodida cara que tiene que tener un exorcista, habla con la voz con la que tendría que hablar un exorcista y, desde luego, la casulla, los hábitos y todo el outift de exorcista le sienta como anillo al dedo.
José Antonio Fortea: la reinvención de un exorcista Youtuber
Hace algunos años, apareció esporádicamente en televisión uno de los 38 exorcistas que quitan el demonio en España. Quizá haya quienes recuerden a José Antonio Fortea por su intervención en el programa que dirigía Risto Mejide, “Al Rincón de pensar”, donde tuvo que responder a las borderías y clichés recurrentes del presentador.
La cuestión es que, más allá del aura autoimpuesta por el Padre Fortea, que adopta decididamente la actitud, vestimenta y pose de un auténtico sanador de almas -lo que inexorablemente conduce al sesgo pantomímico de su figura-, la realidad sesuda que no se puede negar es que se trata de un auténtico erudito en la materia.
Sus publicaciones sobre el Mundo Angélico, la Summa Daemoniaca y las respuestas a los misterios de la Exorcística son auténticos tratados teológicos extraordinariamente fundados, con las lagunas científicas, obviamente, de cualquier fuente de naturaleza divina. Como tales, qué duda cabe, y dado el trasfondo que abordan, son siempre susceptibles al escarnio y pueden bordear las fronteras de la psiquiatría.
Pero lo llamativo de este clérigo oscense es su reinvención como Youtuber. Probablemente, que el sermoneo tradicional sea capaz de aglutinar a millones de oyentes sea uno de los hitos más interesantes de la Iglesia moderna, y entronque con la irreversible desafección social al respecto.
Naturalmente, el contenido es más seductor que otros aspectos de la teología, de la misma manera que la enésima película sobre exorcismos seguirá gozando de un presumible éxito por el imaginario que lo adorna. Pero aun así no deja de ser un hito que Fortea alcance los 273K suscriptores, o que los vídeos de sus enseñanzas acumulen millones de visualizaciones. Más si cabe cuando se trata de discursos de prácticamente una hora de duración y que se apartan del morbo primario para desgranar y puntualizar detalles que desbordan de la mera curiosidad.
¿A qué responde este fenómeno epistemológico? La respuesta podría ser fácil: LATINOAMÉRICA. El dadivoso público latino, con una tendencia natural al apego a estas cuestiones, resulta acumular el porcentaje mayor de sus views. Sin embargo, este matizado éxito, se complementa con comentaristas de las más altas esferas doctrinales vaticanas, estudiosos del exorcismo de todas las partes del mundo y simples y llanos interesados.
Si hubiera que dar un por qué para concluir el motivo esencial de su éxito, sin embargo, creemos que no habría que acudir a la calidad del contenido, al marco que contempla, al algoritmo, a las tendencias santurronas latinoamericanas o a una concatenación de circunstancias. Creemos que la razón primordial es que este tío tiene la jodida cara que tiene que tener un exorcista, habla con la voz con la que tendría que hablar un exorcista y, desde luego, la casulla, los hábitos y todo el outift de exorcista le sienta como anillo al dedo.