«Me encantaría conocer a ese grisáceo oficinista que siempre te hace una broma horrorosa por la mañana mientras enciende su HP y, muy nerviosete él, entra en la web a ver si han publicado ya el top 10 de mortajas para la primavera-verano 2020«
La existencia de la revista “¡ADIÓS!” [ http://www.revistaadios.es/ ] sería un hito del humor negro patrio si no fuera por el detalle de que es una publicación con vocación reflexiva -excepto para el mamón que decidió llamarla así para contraponerla al ¡HOLA! que en los 90 compraban las mamás para paliar esa necesidad aún sorda de empoderamiento-.
Evidentemente, su leitmotiv es la muerte. Y los titulares -verídicos y escogidos al azar-, de su edición digital, son del siguiente tenor:
“-Funermostra, la Feria Internacional de Productos y Servicios Funerarios de Feria Valencia, ha fijado ya las fechas de su próxima edición, que se celebrará del 19 al 21 de mayo de 2021.
-Un libro pone al descubierto los secretos de la Cámara Sepulcral de Toya (Jaén).
-Adiós a Hilario Martínez Nebreda, poeta. 74 años.”
Que sí. Que lo saludable de normalizar la muerte ya ha sido abordado, no con poco rigor, por Platón y más tarde por Cicerón y más tarde por blablablá y así hasta Ortega Cano. Pero no nos engañemos: es bastante creepy abonarte a la suscripción mensual de una revista donde lo mejor que puedes encontrar son las nuevas tendencias en el merchandising mortuorio con el que enterrarás -Dios mediante- a tu abuelo, la new wave de maderas de roble sobre las que surfearás en tu trasvase edénico o, con suerte, el obituario de alguien que se asome a los infiernos como si saliera sorpresivamente de una tarta de celebración a la fiesta de LA NADA.
Lo más escabroso, sin embargo, es que la web tiene sección de concursos donde se incluyen los «tanatocuentos» o los «cuentos infantiles». Qué jocosamente turbio se mire por donde se mire, coño. Qué Tim Burton con dos whiskys. Qué Michael Jackson en Halloween. Qué Sánchez Dragó en el sudeste asiático.
No puedo evitar imaginarme al pequeño Byron, de Cuenca con sus tiernos seis años y su confusa relación con el iPad, enseñándole a su madre un relato sobre la transición mística del cuerpo terrenal para ver si gana un viaje para toda la familia y el iPad al cementerio de Montmartre.
Y llevaba unos días pensando que me encantaría conocer a alguien que coleccione esta revista o que visite con asiduidad la web para dejarle claro que es un puto psicópata, pero nada.
Me encantaría conocer a ese grisáceo oficinista que siempre te hace una broma horrorosa por la mañana mientras enciende su HP, pospone la actualización de Windows y, muy nerviosete él, entra en la web a ver si han publicado ya el top 10 de mortajas para la primavera-verano 2020.
Mientras tanto, he abierto el tridente infalible “Instagram-Tinder-Adiós” y he leído el siguiente titular: “Muere un hombre en su domicilio de un infarto y su hija fallece también de un paro cardíaco al verlo”. Por inercia le he dado un like. Creo que hemos hecho match, o algo así. Yo qué sé.