[mkdf_dropcaps type=»normal» color=»#ff3154″ background_color=»»]D[/mkdf_dropcaps]esde hace unas semanas, varias aerolíneas han estado programando vuelos sin pasajeros a bordo. Uno de los primeros casos de estos “vuelos fantasma” fue el de British Airways la aerolínea de bandera de Reino Unido, que fletó uno de sus aviones para hacer la ruta entre dos aeropuertos de Londres: Heathrow y Gatwick.
British Airways fue una de las primeras aerolíneas que tomó medidas ante el virus cuando aún afectaba solo a Wuhan, cancelando la mayoría de sus vuelos a China. Sin embargo, con la llegada de la enfermedad, se han cancelado más de 180.000 vuelos en todo el mundo según la revista Wired.
Pero ¿Por qué ocurre esto?
Hace unos días, Shai Weiss, CEO de Virgin Atlantic dio a la CNBC una de las claves para entender este asunto:
“La demanda de pasajeros ha caído drásticamente por el COVID-19, por lo que nos estamos viendo obligados a volar aviones prácticamente vacíos o a perder nuestros valiosos slots”
Los slots son, para que nos entendamos, el permiso que un aeropuerto concede al despegue o aterrizaje de un avión en cierta ruta. Por ejemplo, si un vuelo de Londres a París despega a las 15h y aterriza a las 15:40h, ese avión tiene derecho a recorrer la ruta únicamente en ese tiempo. Puede parecer broma, pero en un aeropuerto al borde de su capacidad y con todos los horarios milimétricamente calculados para que no se crucen dos aviones, es importante.
En ciertos aeropuertos grandes, como Londres-Heathrow o Paris-Charles de Gaulle, estos slots cuestan auténticas fortunas, ya que son muy cotizados. Y esto se hace más complicado dentro de Europa. La Unión Europa tiene una norma: use-it-or-lose-it, en español úsalo-o-piérdelo. Si estas aerolíneas no completan el 80% de sus rutas, pierden el slot (en Heathrow se han llegado a pagar 75 millones de dólares por un slot diario).
Por ello, a pesar del coste económico y medioambiental de estos vuelos, las aerolíneas están dispuestas a pagarlo hasta que pase la crisis en Europa.