Contra Hitler

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[mkdf_dropcaps type=»normal» color=»#ff3154″ background_color=»»]N[/mkdf_dropcaps]o sé mucho de geopolítica, pero sí sé bastante de HITLER. Y Putin, a pesar de su flow pasivo-agresivo-final-boss-jungla-de-cristal, me recuerda muchísimo a aquel pintor austriaco culpable, entre otras cosas, de que el bigote “Two fingers” pasara de moda súbitamente.

Bromas aparte, Putin es un ser despreciable. Casi tanto como Hitler. Nuestro ex KGB piensa que Occidente le debe algo por haber incorporado a la OTAN numerosas exrepúblicas soviéticas que, a pesar de sus evidentes afinidades culturales con Rusia (un ucraniano es, básicamente, un ruso), no quieren saber nada de la tutela de una potencia imperialista, orwelliana y falocrática como la suya.

Y es precisamente esa ingrata sensación de derrota, de humillación y de menosprecio internacional, la que pesa sobre la conciencia de Putin como una especie de trauma nacional heredado; del mismo modo que pesó el Tratado de Versalles sobre Hitler al terminar la I Guerra Mundial. Ambos, que comparten una autopercepción codificada por el relato mítico del nacionalismo, escogen la invasión como única vía para cerrar las viejas cicatrices de la patria. Son los héroes redentores: fuertes, valientes y que solo responden antes su pueblo y la historia.

Sé que hay mucha gente de izquierdas en España (progres como yo) que se muestran especialmente ambiguos con esta agresión militar rusa. Incluso la justifican. Dicen que somos colonia yanqui, que Ucrania pertenece históricamente a Rusia y que la OTAN hace 30 años no sé qué. Y en parte, puedo estar de acuerdo. Pero lo que tenemos en frente… ¿Qué coño es eso? Rusia, Putin, Irán, ¿Kim Jong-un? A esa gente se la sudan tus memes de salud mental, créeme. Esa gente no mueve ni un músculo de su cara cuando ve un gatito en apuros. El otro día vi un vídeo de Putin riéndose y parecía que le estaba dando una puta embolia. Son peña que se levanta por la mañana, leen la información financiera, desayunan siempre lo mismo y por la tarde liquidan a opositores.

Putin te odia. Y odia todo lo que representa Occidente: diversidad, tolerancia, democracia… “Mariconadas”. Putin aplasta y luego pregunta. Se pasa por el forro las normas multilaterales construidas al terminar la II Guerra Mundial. Es un Presidente-gangster. Contra eso, y a pesar de todo, hay que posicionarse sin ambages junto al pueblo ucraniano. La historia está de nuestro lado.

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Bromas aparte, Putin es un ser despreciable. Casi tanto como Hitler. Nuestro ex KGB piensa que Occidente le debe algo por haber incorporado a la OTAN numerosas exrepúblicas soviéticas que, a pesar de sus evidentes afinidades culturales con Rusia (un ucraniano es, básicamente, un ruso), no quieren saber nada de la tutela de una potencia imperialista, orwelliana y falocrática como la suya.

Y es precisamente esa ingrata sensación de derrota, de humillación y de menosprecio internacional, la que pesa sobre la conciencia de Putin como una especie de trauma nacional heredado; del mismo modo que pesó el Tratado de Versalles sobre Hitler al terminar la I Guerra Mundial. Ambos, que comparten una autopercepción codificada por el relato mítico del nacionalismo, escogen la invasión como única vía para cerrar las viejas cicatrices de la patria. Son los héroes redentores: fuertes, valientes y que solo responden antes su pueblo y la historia.

Sé que hay mucha gente de izquierdas en España (progres como yo) que se muestran especialmente ambiguos con esta agresión militar rusa. Incluso la justifican. Dicen que somos colonia yanqui, que Ucrania pertenece históricamente a Rusia y que la OTAN hace 30 años no sé qué. Y en parte, puedo estar de acuerdo. Pero lo que tenemos en frente… ¿Qué coño es eso? Rusia, Putin, Irán, ¿Kim Jong-un? A esa gente se la sudan tus memes de salud mental, créeme. Esa gente no mueve ni un músculo de su cara cuando ve un gatito en apuros. El otro día vi un vídeo de Putin riéndose y parecía que le estaba dando una puta embolia. Son peña que se levanta por la mañana, leen la información financiera, desayunan siempre lo mismo y por la tarde liquidan a opositores.

Putin te odia. Y odia todo lo que representa Occidente: diversidad, tolerancia, democracia… “Mariconadas”. Putin aplasta y luego pregunta. Se pasa por el forro las normas multilaterales construidas al terminar la II Guerra Mundial. Es un Presidente-gangster. Contra eso, y a pesar de todo, hay que posicionarse sin ambages junto al pueblo ucraniano. La historia está de nuestro lado.

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