UN MITIN CARA AL SOL

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El sábado por la tarde estaba el MadCool en Madrid; sin embargo, mis oídos estaban reservados para recibir sonidos mucho más transgresores que las guitarras de Queens of Stone Age: el primer mitin político de Frente Obrero.

Era en la Plaza Mayor, y tengo que admitir que tenía mucha curiosidad; no tanto por ver a Roberto Vaquero y al resto de ponentes, sino por vivir el ambiente proletario en su máxima expresión y lucidez. Y efectivamente, ahí estaba esperándome nada más atravesar una de las entradas de la Plaza Mayor. A 35 grados, cara al sol, cinco skinheads de veintimuchos con tejanos largos, botas militares y unas latas de Mahou me dan la bienvenida a mí y a todos los turistas que, inconscientemente. deciden visitar Madrid por estas fechas. Qué emoción. Es como cuando ibas a Disneyland de niño y te encontrabas a Mickey nada más entrar. Pura magia. No sabría decir qué disfraz da más calor.

«¿Pero esta gente de dónde sale?» le pregunta con buen criterio un señor que pasa por ahí a su mujer. De Móstoles y Leganés, respondo para mis adentros.

Uno de los skins va con una camiseta de ‘Böhse Onkelz’ (grupo neonazi alemán de los 80), algo que puede sorprender a mucha gente pero no a los que conocemos a Roberto Vaquero y a Frente Obrero. Y es que ha logrado lo que nadie en los 2000’s podía imaginar: unir a neonazis y antifas sharperos en una agrupación política. Tremenda labor la que está haciendo este ex presidiario que pretende reinsertarse en la sociedad.

La plaza está llena de sillas de plástico y la mayoría están ocupadas por chavales jóvenes sin edad para votar, algunas señoras mayores (deduzco que son la madre y la tía Conchi de Roberto Vaquero) y gente bastante cascada. Todo huele a Amanecer Dorado (pero del chino). Hay seguratas -la mayoría son menores o muy jóvenes- que no dejan pasar a los turistas que quieren cruzar la plaza (el 90% de ellos va con polos de Fred Perry y el 90% de esos polos son falsos). Me llama la atención el que parece el «jefe» de los seguratas (el del polo verdadero): tiene unos cuarenta años, es muy pequeñito y está muy enfadado; parece que venga de picar piedra en la mina (ya no sé si en la Mina de Blancanieves o en la de Lavapiés).

No me interesan los ponentes, ni siquiera el taxista pasado de revoluciones con serios problemas para hablar en castellano.

Por eso me dirijo a la caseta de la izquierda a ver qué se cuece. Han debido de repartir todos los panfletos porque aquí solo veo los libros del jefe a la venta, incluido el que es una novela cyberpunk de ciencia ficción. Yo no entiendo nada y la chica de 19 años que está ahí sentada cara al sol menos. «¡Viva el Sahara libre!» grita Fermín Turia desde el atril. La chica me echa todo el humo de su vaper desechable sabor Sandía. ¡Ya está bien! Suficiente. Me voy a tomar un albariño a una terraza de estas criminales que hay por aquí.

Autor: Andrés Naudín

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El sábado por la tarde estaba el MadCool en Madrid; sin embargo, mis oídos estaban reservados para recibir sonidos mucho más transgresores que las guitarras de Queens of Stone Age: el primer mitin político de Frente Obrero.

Era en la Plaza Mayor, y tengo que admitir que tenía mucha curiosidad; no tanto por ver a Roberto Vaquero y al resto de ponentes, sino por vivir el ambiente proletario en su máxima expresión y lucidez. Y efectivamente, ahí estaba esperándome nada más atravesar una de las entradas de la Plaza Mayor. A 35 grados, cara al sol, cinco skinheads de veintimuchos con tejanos largos, botas militares y unas latas de Mahou me dan la bienvenida a mí y a todos los turistas que, inconscientemente. deciden visitar Madrid por estas fechas. Qué emoción. Es como cuando ibas a Disneyland de niño y te encontrabas a Mickey nada más entrar. Pura magia. No sabría decir qué disfraz da más calor.

«¿Pero esta gente de dónde sale?» le pregunta con buen criterio un señor que pasa por ahí a su mujer. De Móstoles y Leganés, respondo para mis adentros.

Uno de los skins va con una camiseta de ‘Böhse Onkelz’ (grupo neonazi alemán de los 80), algo que puede sorprender a mucha gente pero no a los que conocemos a Roberto Vaquero y a Frente Obrero. Y es que ha logrado lo que nadie en los 2000’s podía imaginar: unir a neonazis y antifas sharperos en una agrupación política. Tremenda labor la que está haciendo este ex presidiario que pretende reinsertarse en la sociedad.

La plaza está llena de sillas de plástico y la mayoría están ocupadas por chavales jóvenes sin edad para votar, algunas señoras mayores (deduzco que son la madre y la tía Conchi de Roberto Vaquero) y gente bastante cascada. Todo huele a Amanecer Dorado (pero del chino). Hay seguratas -la mayoría son menores o muy jóvenes- que no dejan pasar a los turistas que quieren cruzar la plaza (el 90% de ellos va con polos de Fred Perry y el 90% de esos polos son falsos). Me llama la atención el que parece el «jefe» de los seguratas (el del polo verdadero): tiene unos cuarenta años, es muy pequeñito y está muy enfadado; parece que venga de picar piedra en la mina (ya no sé si en la Mina de Blancanieves o en la de Lavapiés).

No me interesan los ponentes, ni siquiera el taxista pasado de revoluciones con serios problemas para hablar en castellano.

Por eso me dirijo a la caseta de la izquierda a ver qué se cuece. Han debido de repartir todos los panfletos porque aquí solo veo los libros del jefe a la venta, incluido el que es una novela cyberpunk de ciencia ficción. Yo no entiendo nada y la chica de 19 años que está ahí sentada cara al sol menos. «¡Viva el Sahara libre!» grita Fermín Turia desde el atril. La chica me echa todo el humo de su vaper desechable sabor Sandía. ¡Ya está bien! Suficiente. Me voy a tomar un albariño a una terraza de estas criminales que hay por aquí.

Autor: Andrés Naudín

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